Desde mi ventana se acerca
El cielo escarchado que fluye desde el atalaya
Con un hormigueo atroz que se desliza mojado
–La procesión de Caín–
No me digas que no lo vez
Las crestas se prenden en la oscuridad
Y hasta los corazones más militares laten
Se crea una fauna de sellos divinos
Residuos de militantes, empresarios, prostitutas
Se rezagan por la bocacalle estelar
Sacuden las vigas de mi balcón
Hacen añicos los vidrios frontales
Caín los recibe agitando los brazos en lejanía
Mostrando la cresta fosforescente y excitada
Con su porte de personaje bíblico
Fuimos invitados todos, sabiendo
Los tambores y las luces son sierpes
Mi madre no se cuidó de ellas en el Edén
De pronto, el cielo ya no es amor
Todo es sensualmente rojo aquí desde entonces.
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ResponderEliminarNo es un blog mamarracho, es un blog por encomienda de un curso. únete pues chamo, dame algunos punticos extra.
Suerte y sigue así.