
Ya aproximada la noche , me eché en el pasto , al costado de cacas de perro y uno que otro caracol de tierra , a esperar la oscura y apaciguante noche . Busqué estrellas en el firmamento y las comparé con hormigas salpicadas en el asfalto (nunca asegure el no haberlas confundido con aviones, ahora que lo pienso) , luego metí las manos dentro de mis agujereados bolsillos para buscar algo que de antemano sabía que no había : Dinero .
Mi estomago lamentaba el fracasado intento de alquimia . Yo , por otro lado , seguía echado con la cabeza rígida hacia el cielo , como si tuviese fe que en cualquier momento me llovería algo mejor que dinero o comida .
Para mala suerte mía , esa noche el cielo no se parecía a ningún banco ni supermercado conocido , Se había convertido inútilmente en un papel negro con escarcha plateada roseada por un niño .
Un niño con la barriga llena . Un niño mimado que viaja mucho . Un niño con una vida privilegiada . Sí , un niño . Imposible de confundirlo con un avión...
Esa noche me resigne a pensar en el cielo como fuente de milagros, y decidí esperar que la tierra se lo tragara .
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